Azel es lo que comúnmente llamamos un cazador, ganándose la vida luchando contra todo tipo de abominaciones que se atreven a entrar en Niplheim. Una triste coincidencia de circunstancias la maldice con una criatura que falsifica su deseo sexual. Con el sello colocado directamente en su privacidad, la mercenaria se ve obligada a gastar sus ahorros en armaduras raras como Kakouya, un hombre dotado para fabricar equipos que atenúan el ardor de su beneficiario.
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